La producción de SAF puede crear 270.000 empleos en España y añadir 56.000 millones al PIB

CAÑA DE AZUCAR
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Los conocidos como SAF o “Sustainable Aviation Fuel” son distintos tipos de combustibles empleados en aviones a reacción que precisan cumplir con ciertos criterios y consideraciones sociales, económicas y ambientales, orientados a reducir el impacto de la aviación en la atmósfera. Para poder considerarlo SAF, un combustible tiene que reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero entre un 50 y un 60% y su materia prima debe ser de terrenos y técnicas que no afecten a la diversidad. Aerolineas como United en EEUU o Iberia en Europa ya han llevado a cabo los primeros vuelos con este nuevo combustible empleando sus aeronaves más modernas de medio radio como el Boeing 737MAX o el A320NEO, respectivamente. Estos aviones no han sufrido ninguna modificación técnica específica, puesto que uno de los principales beneficios del SAF es que no requiere capacidades específicas para las aeronaves. Se trata de un combustible considerablemente más caro que el tradicional y la producción de estos carburantes no son suficientes para abastecer toda la demanda, pero se espera que en el futuro se pueda aumentar su producción, lo que supondría una reducción de sus costes. La producción de combustible sostenible de aviación (SAF por sus siglas en inglés) puede añadir 56.000 millones de euros al PIB y unos 270.000 empleos adicionales en España, sobre todo en zonas rurales, ricas en la producción de residuos forestales y biológicos con los que se genera el SAF, como en Castilla-La Mancha. Iberia y Vueling (ambas del grupo International Airlines Group, al que también pertenecen British Airways, Aer Lingus y Level) han presentado este miércoles un estudio realizado por PwC que cifra en 22.000 millones de euros la inversión necesaria hasta 2050 para el desarrollo de una treintena de plantas de producción de SAF en España.El SAF es una alternativa a los combustibles fósiles, que reduce entre un 60 y un 100% las emisiones de CO2 del combustible en todo su ciclo de vida, desde su producción hasta su consumo, pero es caro por la baja producción (cuesta entre dos y tres veces más que el queroseno).La producción de SAFPuede ser orgánico (producido a partir de aceites vegetales, grasas animales, biomasa u otros residuos como los agrícolas) o sintético (generado a partir de la captura de CO2 mediante el empleo de hidrógeno verde). Ya se está usando en vuelos de prueba mezclado con el queroseno tradicional, por lo que no exige desarrollos tecnológicos nuevos para los aviones ni para los aeropuertos, que sí son necesarios con otras fuentes de energía, como el hidrógeno verde.De momento solo producen SAF en España Cepsa, Repsol y BP pero la capacidad apenas cubre el 0,05 % de la demanda global de este combustible, señala el informe. Las tres han anunciado nuevas inversiones en este segmento. PIBEl impacto en el PIB (en torno a un 4,2% global tomando como referencia el dato de cierre de 2022) se descompone en 13.300 millones en la fase de construcción de las plantas y otros 43.000 millones en la de operación entre 2025 y 2050.La instalación en España de entre 27 y 35 plantas de biocombustible y 5 más de combustible sintético sería suficiente, según los cálculos de PWC, para cubrir todo el consumo nacional.La directora de Sostenibilidad de Iberia, Teresa Parejo, ha afirmado en la rueda de prensa de presentación del informe que España tiene la oportunidad de convertirse en una gran potencia productora de SAF porque tiene todo lo que se necesita para serlo: riqueza en residuos forestales, agrícolas y ganaderos, que son los que se emplean para producir el combustible biológico .En función del tipo de proceso para producir SAF y de los residuos disponibles en España, se estima un potencial de producción de más de 7 millones de toneladas anuales. Además, la proyección de España como gran productora de hidrógeno verde ayudará a la generación masiva de SAF en forma de combustible sintético, superando los 55 millones de toneladas al año en 2050.Cepsa y Volotea se alían para investigar y producir combustible SAF. Teniendo en cuenta que serán necesarios 5,2 millones de toneladas de SAF (2,6 millones de tipo biocombustible y otros 2,6 millones de tipo sintético) para la descarbonización de la aviación nacional en 2050, España podría exportar ambos tipos de combustible. Para el director de Sostenibilidad y Asuntos Públicos de Vueling, Franc Sanmartí, la oportunidad de satisfacer la demanda requiere de un esfuerzo colectivo de todos los actores para incentivar la producción.El presidente francés, Emmanuel Macron, anunció la semana pasada su objetivo de que Francia sea el líder en el desarrollo del avión ecológico del futuro, gracias a un programa de inversiones con apoyo público para la industria aeronáutica y tecnológica y ayudas también a la producción de biocombustibles. Las zonas ruralesLas regiones con mayor capacidad para producir SAF de origen orgánico son, por este orden: Andalucía, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Cataluña, Aragón y Extremadura. Así, el desarrollo del SAF permite crear nuevos empleos, gran parte de los cuales se ubicarían en zonas rurales donde están las mayores fuentes de los residuos que se emplean como materias primas para la producción del biocombustible.Al tiempo, abre “interesantes oportunidades” a la economía circular, puesto que da solución al creciente problema de la gestión de residuos, que pasan a ser una nueva oportunidad de negocio. IAG se ha comprometido a utilizar un 10% de SAF en 2030, casi el doble de lo requerido por la regulación nacional e internacional para ese año, lo que ayudará a impulsar el mercado en España % El sector aéreo es responsable de entre el 2 y el 3% las emisiones de CO2 globales, pero también está previsto un fuerte aumento de los viajes, de hasta el 128 % en 2050.Para ese año, se espera que el SAF sea responsable del 61% de la reducción total de emisiones; otro 22 % vendrá por el desarrollo de tecnologías como aviones eléctricos, híbridos o de hidrógeno, así como mejoras en la eficiencia de las aeronaves, y el resto de la mejora de la ocupación en las aerolíneas y de la gestión de los aeropuertos y del tráfico aéreo.

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